Cuentos rusos y otros textos de Nadia Smirnova
El hombre crece, se forma y, antes de darse cuenta, ya va cuesta abajo. De pronto algún golpe le despierta y, sorprendido, ve que la vida no solo empezó, sino que también pasó. Ahí es cuando nota la pesadez de los miembros, las canas, la fatiga en el corazón, la extenuación de los sentidos. Nada le puede ayudar. El nudo que envuelve y une su organismo -la personalidad- se ablanda. Las ardientes pasiones se extenúan hasta razonamientos apaciguadores, los impulsos salvajes se convierten en observaciones sensatas, el corazón se enfría y se acostumbra a todo, exige poco, da poco.
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