Adiós, pequeño de Máximo Huerta
Hoy no se trata de «ames a quien ames» y esas mandangas de amor romántico. Es el día de conjugar el verbo SER. Porque antes del amor llegó el insulto, cuando ni siquiera sabíamos qué significaba. Y hemos crecido con capas de miedos y otros barnices que no solo los borraba el tiempo, sino la tranquilidad y el orgullo frente a aquellos primeros gritos.
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