La librería del señor Livingstone de Mónica Gutiérrez
Bajo el paraguas azul de Agnes, cogidos del brazo, el parque a su alrededor no era más que silencio de algodón y el susurro de los altos abetos al mecerse con lentitud soñadora. Resultaba extraño acompasar el movimiento al de otra persona cuando se llevaba tanto tiempo caminando en solitario.
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