Mariana de Monica Dickens
El olor a sábanas limpias le recordó a lo que de niña llamaba el «olor a Charbury». Era lo primero que se percibía al entrar por la puerta principal, una mezcla indefinible de todas las cosas aromáticas de la casa: rosas, humo de leña, suelos encerados, pan y lavanda guardada entre la antigua ropa de cama. Solo se notaba al principio, al llegar de Londres. Unos días después se convertía en parte del propio yo campestre, como las prendas viejas de vestir, los rasguños en las rodillas y despertarse los sábados por el ruido que hacían los jardineros al barrer el camino de grava con escobas de retama
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