Vientos de Escocia de Miranda Bouzo
—¿Es esto lo que me ofrecéis, majestad? ¿Este hombre es quien debe protegerme? No iré con este inglés a ninguna parte, los ingleses no saben pelear como un escocés, no conoce mi tierra. ¿Unos pocos hombres? Necesito un ejército —exclamó indignada—. No un engreído cortesano que sabe más de mujeres que de la guerra —dijo recordando las conversaciones de las damas en el baile acerca de sus atributos como amante. No entendían nada. Ella podía sola, siempre lo hacía todo sola. Ahora estaba convencida de su error al ir allí. Ella decidiría lo que era mejor. La reina se equivocaba si pretendía imponerle su voluntad por medio de ese hombre, de algún modo arreglaría el error que había cometido al pedirle ayuda—. Es un petimetre inglés, un cortesano, no un soldado.
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