Corazón escocés de Miranda Bouzo
Tanto tiempo te han dicho que no vales nada, que al final lo has creído.
|
Calificación promedio: 5 (sobre 36 calificaciones)
/
Corazón escocés de Miranda Bouzo
Tanto tiempo te han dicho que no vales nada, que al final lo has creído.
|
Vientos de Escocia de Miranda Bouzo
Puede que fuera culpa de la multitud de velas que los rodeaba, del brillo de los vestidos, de las conversaciones susurradas o de la bebida recorriendo su cuerpo, pero Ayr sintió un fino y tenso hilo agarrado en la mirada de aquel hombre que la atrapó al instante. Tiró de su corazón hacia él. No pudo apartar la vista de sus ojos mientras sentía por primera vez cómo la piel se abría en todos sus poros y su respiración se cortaba. De pronto su cuerpo no respondía, su corazón no latía, todo en ella dejó de funcionar de manera racional. Bajó los ojos confundida. Vergüenza quizá, no sabía que la tuviera. Se sonrojó cuando él la miró con arrogancia.
|
El anillo del Escocés de Miranda Bouzo
Si tienes dos chicas y tienes que elegir a una, deja siempre a la primera. Si fuera especial para ti, nunca hubieras mirado a la segunda.
|
Vientos de Escocia de Miranda Bouzo
—¿Es esto lo que me ofrecéis, majestad? ¿Este hombre es quien debe protegerme? No iré con este inglés a ninguna parte, los ingleses no saben pelear como un escocés, no conoce mi tierra. ¿Unos pocos hombres? Necesito un ejército —exclamó indignada—. No un engreído cortesano que sabe más de mujeres que de la guerra —dijo recordando las conversaciones de las damas en el baile acerca de sus atributos como amante. No entendían nada. Ella podía sola, siempre lo hacía todo sola. Ahora estaba convencida de su error al ir allí. Ella decidiría lo que era mejor. La reina se equivocaba si pretendía imponerle su voluntad por medio de ese hombre, de algún modo arreglaría el error que había cometido al pedirle ayuda—. Es un petimetre inglés, un cortesano, no un soldado.
|
Vientos de Escocia de Miranda Bouzo
Ayr puso los ojos en blanco. Tenía que añadir gruñón a la lista de defectos, ahora empezaba a ser larguísima: arrogante, guapo, testarudo, valiente, mandón, tierno… De su boca escapó un soplido muy poco femenino. Lo odiaba, era casi perfecto.
|
El anillo del Escocés de Miranda Bouzo
Taylor podía recordar la vieja sala de estar del castillo, los enormes sofás de cuero y el olor a turba que traía el invierno a Escocia. Y de todos esos instantes robados al tiempo, su favorito era cuando su madre dejaba que se sentase en su regazo mientras le contaba historias de sus antepasados, los Gregor. |
El anillo del Escocés de Miranda Bouzo
—Un beso nunca es solo un beso, Taylor, es un intercambio de deseo entre dos personas, la necesidad de fundirte con alguien y estar dentro de su cuerpo. Es el comienzo de todo cuando sabes que solo te gustaran esos labios y no los de nadie más…
|
El anillo del Escocés de Miranda Bouzo
Cuando eres niño y creas tus recuerdos, estos funcionan con sus propios olores y tacto, la mente tiene la capacidad de moldearlos a tu gusto e incluso de olvidar lo desagradable de esos momentos que pasaron hace tanto.
|
El anillo del Escocés de Miranda Bouzo
Highlands, Islay, Lowlands, Campbell y Speyside, la Cinco Regiones.
|
El anillo del Escocés de Miranda Bouzo
—Michael, mi padre nunca dejara que nos casemos. —Tendrá que hacerlo, Rose, o estaremos todos malditos. Te he comprometido, ahora no hay vuelta atrás. —Nos matará si se entera. |
La edad de la inocencia