Salvada por el lobo de Mirajane
Mi cuerpo se congeló instantáneamente. No podía moverme. Estaba muerta de miedo. El gruñido era fuerte, como si lo tuviera pegado al oído. Había algo en el patio. Podía sentirlo. Quería dar la vuelta y ver qué era lo que me acechaba. Algo estaba listo para abalanzarse sobre mí y hacerme pedazos.
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