Salvada por el lobo de
Mirajane
(…) Estaba empezando a sentir algo real por ella. La deseaba demasiado y cuanto más tiempo pasaba con ella más quería que fuera mía. Quería que fuera mi mujer, mi mejor amiga, mi amante y, sobre todo, quería que fuera mi compañera loba. Esos pensamientos eran catastróficos. No, no podía dejarme llevar. Necesitaba distanciarme de Rose tanto como fuera posible. No funcionaría. ¿Y si me emocionaba demasiado cuando estaba con ella y el lobo emergía lo suficiente como para hacerle un rasguño? Eso sería suficiente para que se transformara en loba. El ritual era más largo si la elegía como mi verdadera compañera loba, pero con solo una mordida o un rasguño le transmitiría la maldición y su vida cambiaría para siempre. Ella estaría condenada, como yo. No dejaría que pasara. No podía, no importaba cuánto la quisiera.