La plaza del diamante de Mercè Rodoreda
Y por fin entendí lo que querían decir cuando decían que una persona era de corcho...porque yo era de corcho. No porque fuese de corcho sino porque me hice de corcho y el corazón de nieve. Tuve que hacerme de corcho para poder seguir adelante, porque si en vez de ser de corcho con el corazón de nieve, hubiese sido como antes, de carne cuando la pellizcas te hace daño, no hubiera podido pasar por un puente alto y tanto largo.
|