La buena esposa de Meg Wolitzer
"Todo el mundo necesita una esposa, incluso las esposas necesitan esposas. Las esposas cuidan, sostienen. Sus oídos son dos instrumentos gemelos de sensibilidad, satélites que captan el más leve chirrido de la insatisfacción. Las esposas traemos el caldo, los clips para los papeles, nos traemos a nosotras mismas, on nuestros cuerpos cálidos, maleables. Sabemos exactamente qué decir a los hombres que, por alguna razón, encuentran enormes dificultades para cuidar de sí mismos, o de quien sea. . Y luego, como si nuestras vidas dependieran dd ello, nos aseguramos de ello".
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