Noche de amor de Mary Balogh
Neville se llevó su mano a los labios y la mantuvo allí durante varios momentos, con los ojos cerrados. Pero cuando volvió a mirarla a la cara, seguía sin haber nada que decir. No, no era cierto. Había el mundo entero que decir, pero ninguna palabra para expresar ni la más mínima parte. Así que no dijo nada.
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