Simplemente inolvidable de Mary Balogh
Encontró agradable abrir la mano derecha sobre la cálida tela de su chaqueta por encima del corazón y tenerla sujeta ahí por la palma y los dedos de él, y maravilloso apoyar la mejilla en la de él... Sintió que estaba donde le correspondía estar, donde siempre le había correspondido estar, donde siempre le correspondería estar.
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