Los viajes de Gulliver de Martin Jenkins
La gente más trastornada que conocí en la Academia fueron los proyectistas de política. Tenían ideas tan extrañas que sentí verdadera pena de ellos. Pensaban que para gobernar un país era necesario que sus dirigentes fueran personas honestas, sabias e inteligentes, sus habilidades y sus valiosos servicios al país, y que debían esforzarse por hacer lo mejor para beneficio de todos, y no sólo de sí mismos. Sin duda no tenían noción alguna de la realidad |