Dama blanca de Marta Martín Girón
Tenía el pulso acelerado. Mantenía los cinco sentidos lejos de los recuerdos, lejos de los actos depravados que le obligaron a estar al volante a esas horas de la noche. Desde que tomó el último desvío no volvió a cruzarse con ningún vehículo. Transitaba en soledad una carretera secundaria que bien podría ser el camino al infierno. Su infierno.
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