Bésame, princesa, y quédate conmigo de Marta Lobo
Sin verlo venir, se agarró el vestido y pasó sus largas piernas por encima de mí, subiéndose a horcajas sobre mí en el taburete. Cogió el whisky de la barra, le pegó un trago y atacó sin ningún tipo de piedad mi boca.
|