La casa de Verges de Marta Fontana
Llevaba algunos días refiriéndose a malas sensaciones, a presencias nocturnas y percepciones incómodas. Oía voces, sonidos de cadenas, y se quejaba de noches mal dormidas. Tenía la certeza de que algo rondaba en su habitación, aunque para el resto de los familiares solo eran los desvaríos de la edad, unos sesenta y ocho.
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