Sin corazón de Marissa Meyer
—Nunca soñé que pudiera ocurrir algo así aquí. Los ojos amarillos de Cheshire se rasgaron, le sostuvieron la mirada un segundo, dos. A continuación, empezó a difuminarse desde la punta de la cola, como si sus rayas se fueran desenroscando lentamente. —Estas cosas no suceden en los sueños, querida niña —dijo, despareciendo hasta el cuello—. Suceden solo en las pesadillas. |