Asesinato en la mansión Darwin de Marion Harvey
Era noche muy oscura, opaca, nublada, y lo único que se veía era un gran bulto negro que se alzaba ante mí como un monstruo plutónico, presagio del mal; el murmullo del viento en las ramas de los árboles cercanos me dio tal sensación de temor supersticioso que subí corriendo los escalones y toqué la campana como si temiera por mi vida.
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