Como si existiese el perdón de Mariana Travacio
Y nos contó que a él también le costó reconocerlo, no solo porque estaba más viejo, sino porque lo encontró achicado, como si sus batallas le hubieran consumido el cuerpo y lo hubieran dejado así, con el mero esqueleto envuelto en esa piel marchita. Y dice que al final lo reconoció donde se reconoce la gente: lo encontré en los ojos, dijo, los tiene gastados, pero al fondo de la mirada todavía se lo encuentra.
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