Quebrada de Mariana Travacio
El cielo se estremecía en convulsiones y se llenaba de rasguños, como heridas de luces. Y a cada rasguño que venía, las caras de los peones se alumbraban como si se prendieran y se apagaran
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Quebrada de Mariana Travacio
El cielo se estremecía en convulsiones y se llenaba de rasguños, como heridas de luces. Y a cada rasguño que venía, las caras de los peones se alumbraban como si se prendieran y se apagaran
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