En memoria de la memoria de María Stepánova
El pasado se extiende ante nosotros como un mundo inmenso listo para ser colonizado y sometido a veloces actos de pillaje y un lento reparto. Da la impresión de que todas las fuerzas de la cultura están volcadas en la conservación de lo poco que queda del pasado. Así, todo evento conmemorativo se convierte en un pretexto para la celebración. Constantemente surgen nuevas figuras del abismo del silencio, personas olvidadas por su propio tiempo y descubiertas ahora como islas: pioneros de la fotografía de exteriores, modestas cantantes, cronistas en los frentes de batalla. Resulta fácil rendirse a esa fiesta, alegrarse de cada chiringuito colonial recién inaugurado en el que elegir cualquier souvenir étnico e interpretarlo como mejor nos plazca, sin prestar atención a lo que, digamos, esa máscara o aquel sonajero significaron en su lugar y su tiempo.
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