Tú y otros desastres naturales de María Martínez
De repente las palabras se esfumaron porque nada era suficiente. No bastaban para decirle que no sabes cómo ha ocurrido, pero una mañana te despiertas y tienes a tu lado esa persona que hace que vuelvas a tener ganas de todo. Porque las cosas bonitas de la vida llegan así, de repente, sin avisar. Y te das cuenta de que la soledad solo dura hasta que abrimos la puerta y dejamos entrar a esa persona.
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