Tú y otros desastres naturales de María Martínez
Lo miré de reojo con una sonrisa en los labios. Él también me miró, con ese halo travieso que me encogía el estómago. Me rodeó los hombros con el brazo y me estrechó contra su cuerpo. En ese instante dejé de sentirme carbón para verme como un diamante. Ese efecto tenía él en mí.
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