Tú, yo y un tal vez de María Martínez
Dicen que lo peor de las mentiras no son las mentiras en sí, sino las consecuencias que provocan. Los destrozos que dejan a su paso. Las mentiras son como un coche sin frenos: pierde el control y no tienes ni idea de dónde va a estrellarse ni a quién arrollará en el camino. Si sobrevivirás al impacto. Son como un proyectil: una vez lo disparas, no hay modo de hacerlo retroceder.
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