Cuando no queden más estrellas que contar de María Martínez
Las emociones no se pueden controlar. Nacen, crecen, se extienden como raíces que se alimentan de ti y te rodean. Puedes fingir no sentirlas. Convencerte de que no existen, pero eso no las hará desaparecer. Son sombras con vida propia. No importa cuánto cotras, cuánto trates de alejarte, siempre estarán ahí, pegadas a tus pies. Las proyectarás incluso en los días nublados. (Pág. 346) |