Cuando no queden más estrellas que contar de María Martínez
Te quiero, te quiero muchísimo, y me marcho porque mi lugar, mi familia y mi casa están en Sorrento. Mi sitio se encuentra allí y también el tuyo, Lucas. En esa villa repleta de gente que te quiere de verdad, a la que solo le importa que seas feliz. Donde las mañanas huelen a mar y café y las noches, a barbacoa y limoncello. Donde la siesta se duerme en una bañera y las canciones se susurran al oído. Donde...-se me quebró la voz-. Donde no hace falta alas para volar jodidamente alto.
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