Aviso: esta reseña contiene spoilers sobre los 6 primeros tomos de Nuestra Salvaje juventud, ya reseñados. Este es un manga muy disfrutable sobre un grupo de adolescentes que toca temas como la sexualidad, aceptarse a uno mismo y lo difícil que puede ser crecer. Izumi, el amigo de la infancia de Kazusa, se le declara y empiezan a salir. Mientras ella celebra la situación, los “instintos” de cada una de sus amigas empiezan a despertar. Creando nuevos vínculos, descubriendo sentimientos nuevos, afrontando retos finales… La noche decisiva que marcará un punto de inflexión en sus vidas da comienzo. Si bien el anterior tomo estuvo cargado de emoción y te deja con un sentimiento de calidez, en este sucede un poco lo contrario. Comenzando de forma pausada y presentándonos a la feliz pareja de Izumi y Kazusa, pronto vemos que las otras chicas tienen que lidiar con varios problemas. Dejando un poco de lado a Rika, aparece de forma más esporádica, la acción se divide entre el resto de chicas, cada una viviendo un momento diferente. Por un lado, Kazusa está indecisa sobre cómo debe comportarse ahora con Izumi, generando momentos divertidos e incómodos entre ellos que son los que relajan la trama. Mientras, Momoko se encuentra perdida, sin saber qué hacer sobre ella misma y sobre los sentimientos que afloran en su interior. Niina se muestra egoísta en sus sentimientos sobre Izumi, comportándose de una forma que traiciona su amistad con Kazusa, a pesar de que puedes llegar a comprenderla. Por último, Hongo se decide a intentar algo con su profesor, a pesar de todos sus rechazos, lo que la llevará a crecer por fin. El final de este tomo es un tanto doloroso. Si bien se ve un crecimiento por parte de todas, la actitud de Niina deja bastante que desear, y no puedo dejar de sentir algo de lástima por Momoko y Hongo. Mientras, Rika y Kazusa parecen haber encontrado su camino, ambas acompañadas de unas tiernas parejas que las respetan y están dispuestas a cuidar de ellas. Irbis. + Leer más |