Primera persona de Margarita García Robayo
Las dos veces que fui madre batallé contra mi ADN. Al luchar contra las imágenes que me han impuesto de lo femenino, también estoy luchando contra parte de lo que soy: cuesta desaprender, es un desgarro permanente pero necesario. Creo que tenemos que ser capaces de repudiarnos; creo que hay que tenerse un poco de asco para poder cambiar. La autoindulgencia no ayuda.
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