El cuento de la criada de Margaret Atwood
Ahora no puedo evitar ver el pequeño tatuaje de mi tobillo. Cuatro dedos y un ojo, lo contrario de un pasaporte. Se supone que sirve como garantía de que nunca desapareceré. Soy demasiado importante, demasiado especial para que eso ocurra. Pertenezco a la reserva nacional
|