El cuento de la criada de Margaret Atwood
Todas las paredes están cubiertas de estanterías con libros. Y están llenas de libros. Libros, libros y más libros perfectamente a la vista, sin llaves ni cajones. No me extraña que no podamos entrar aquí. Esto es un oasis de lo prohibido. Intento no dejar la mirada fija en ellos.
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