Nosotros de Manuel Vilas
Comían y cenaban en restaurantes con terrazas al mar. Se hospedaban en hoteles con vistas al mar. Y cogidos de la mano miraban las olas, el brillo de las aguas, la mansedumbre lejana de las mareas, esa forma de vida inalterable que tenía que ver con el don que les había sido regalado por la naturaleza, aunque la relación íntima entre el mar y ellos les era completamente desconocida, solo albergaban una remota intuición de un parentesco perdido en la noche de la especie humana. Recuerdos de Irene. Irene. Si miro el mar, da igual todo. Si miro el mar, el tiempo no existe. Si miro el mar, me lo puedo inventar todo. |