La felicidad es un té contigo de Mamen Sánchez
Las mujeres, al contrario que los hombres, son capaces de hablar durante horas de un problema sin tratar de encontrarle solución. Sin planear el próximo movimiento. Sólo hablar, hasta que la boca se quede seca, y las lágrimas se terminan, y los ojos escuecen, y llega la hora de regresar a casa. Pero eso sí, con sólo la mitad del peso del problema sobre los hombros.
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