Hamnet de Maggie O'Farrell
Agnes lo busca. Claro que lo busca. Noche tras noche, semanas y meses después de su muerte. Lo espera. Pasa las noches en vela, con una manta sobre los hombros y un candil encendido al lado. Lo espera donde estaba antes la cama del niño. Se sienta en la silla de su padre, que está en el sitio exacto en el que murió. Sale al corral cubierto de escarcha, se pone al pie del ciruelo, ahora sin hojas, y dice en voz alta: Hamnet, Hamnet, ¿estás aquí? Nada. Nadie. |