El retrato de casada de Maggie O'Farrell
Se imagina vista desde fuera: una niña con los hombros encogidos, la cabeza gacha, con las manos suplicantes. Cualquiera vería en ella el vivo retrato de la compunción y el remordimiento, puro arrepentimiento por la ofensa cometida. Solo ella sabe que por dentro, justo debajo de la piel helada, lo que sucede es otra cosa: llamas vibrantes y consoladoras le lamen las entrañas, un fuego que arde, cruje y se consume despidiendo un humo que se infiltra hasta el último rincón de su ser, hasta la última uña, hasta la última pulgada de las piernas.
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