Nació en 1962, dentro de una familia numerosa y viajera. Fue feliz en su colegio de monjas, donde la vestían de angelito en la función de Navidad. De mayor no ha parado de hacer cosas: ha llegado hasta los pueblos más pequeños en una furgoneta cargada hasta arriba de trastos para hacer teatro, ha cuidado de sus hijas mientras se hacían grandes y ha viajado por el mundo ocupándose de turistas despistados. Lleva en el bolso un libro y un plátano. Es valiente y confiada porque sabe que hablando se entiende la gente. Su primer libro, Poemas para niños y dragones (Libros que no muerden, 2019), ha emocionado a muchos padres y ha hecho feliz a muchos niños.