Los cuerpos extraños de Lorenzo Silva
Los letreros luminosos de las discotecas y los bares de copas, apagados y legibles apenas a la luz de las farolas, hacían patente que en aquel momento la vida sucedía en cualquier otra parte, y que una vez más éramos esos seres fuera de lugar con los que la sociedad, y quienes la dirigían, contaban para remangarse y meter las narices hasta el fondo de lo que la mayoría de la gente ni podía ni, en el fondo, quería saber
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