Felicidad conyugal de León Tolstoi
Así transcurrieron dos meses. Llegó el invierno con sus fríos y sus tormentas de nieve y yo, pese a que él estaba conmigo, comencé a sentirme sola, comencé a sentir que la vida se repetía y que no había en mí, ni en él, nada nuevo; al contrario, era como si retornóramos a lo viejo.
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