Anna Karenina de León Tolstoi
Él, en cambio (sabía perfectamente el efecto que esto producía en los demás), era terrateniente, se dedicaba a la cría de ganado, a la caza de perdices y a la construcción, es decir, era un hombre sin aptitudes, que no había llegado a ser nada y, según el parecer de la gente, hacía lo que hacen los que no sirven para nada.
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