La chica del pelo azul de Laura Sanz
Robert echó un vistazo a sus pies, ahora cubiertos por esos zapatos negros que sin duda eran más adecuados para bailar o pasear que para una caminata por el bosque, y la imagen de unas uñas azules en esos perfectos pies le vino a la mente. Jamás había visto algo así. Esos pies tan bien formados y tan bellos con esas extrañas uñas azules… debería haberse sentido repelido por ellos, pero no, cuando los había visto por vez primera le habían parecido eróticos y muy atrayentes. Con la imagen de los pies de la joven todavía delante de sus ojos alzó la vista y la posó sobre el extraño y azul flequillo, que ya seco del todo le caía graciosamente sobre el ojo derecho. La joven sopló con energía y el cabello voló hacia atrás. —¿Habéis terminado ya? —¿Cómo decís? —Que si habéis terminado ya de inspeccionarme —preguntó ella con una sonrisa maliciosa pintada en el rostro. No le molestaba que se hombre tan atractivo la mirase de arriba abajo, pero le hubiese gustado más que la mirada de él reflejase más admiración y menos curiosidad. Robert se sintió enrojecer a su pesar, algo que hacía años no le sucedía y menos aún como reacción a las palabras de una mujer. La muchacha era demasiado franca y directa. Él estaba acostumbrado a otro tipo de mujeres, las que se sonrojeaban, las que bajaban los ojos delante de un cabalero y nunca hablaban si no se les preguntaba algo directamente. Todo lo contrario a esa joven, que parecía no tener pelos en la lengua y que le hacía sentirse algo inseguro, como si supiese algo que él no sabía. Había lago en esa oscura mirada que le hacía sentirse extraño. |