Jardín de invierno de Kristin Hannah
Y quizá era así como debía ser, como la vida se abría como una flor, si la vivías el tiempo suficiente. La alegría y la tristeza formaban parte del lote; la cuestión, quizá, era permitirnos sentirlas plenamente, pero agarrándonos un poquito más fuertemente a la primera, porque nunca se sabía cuándo un corazón fuerte ya no podría más.
|