Cristina en las Highlands de Kate Dawson
Cristina pensó que había algo en él que resultaba perturbador. No eran sus ojos de un azul metálico y brillante, ni su mandíbula fuerte y rotunda. Tampoco eran esos labios, que pedían a gritos que los besaran, ni tampoco el cuerpo musculoso y fuerte que se adivinaba bajo la ropa. Todo eso la ponía muy nerviosa, tanto que apenas podía sostenerle la mirada más de tres segundos. Pero no era nada de eso en lo que estaba pensando en ese momento, era otra cosa, algo intangible, una ferocidad callada, una tensión emocional capaz de atravesar su calmada actitud para llegar a ella con fuerza.
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