Dumplin de Julie Murphy
No suspiro. Quiero hacerlo, pero ella me oiría, por muy alta que esté puesta la tele. Dentro de dos años podría encontrarme en una facultad de otra ciudad a cientos de kilómetros de distancia y seguiría oyéndome suspirar y diciéndome: «Dumplin, ya sabes que odio oírte suspirar. No hay nada menos atractivo que una jovencita descontenta». Una apreciación que me inquieta por varios motivos. |