El duque y yo de Julia Quinn
Sin embargo, Hyacinth Bridgerton que, a los diez años, no debería saber nada de besos parpadeó y dijo: - Creo que ha sido muy bonito. Si ahora se ríen, posiblemente, se reirán siempre. -Se giró a su madre-. Eso es algo bueno, ¿no? Violet cogió la mano de su hija pequeña y la apretó. - La risa siempre es bonita, Hyacinth. Gracias por recordárnoslo. |