Los diarios secretos de Miranda de Julia Quinn
—¿No te parece injusto —continuó con ferocidad, regresando a su diatriba y mirando a Turner—, que no pueda comprar en una librería sólo porque soy mujer? Él sonrió con despreocupación. —Miranda, hay algunos lugares a los que las mujeres no pueden ir. —No estoy pidiendo que me dejen entrar en uno de vuestros maravillosos clubes. Yo sólo quiero comprar un libro. No tiene nada de malo. (…) |