En un Mundo de Locos de Juanegro Literario
Apolo comprendió entonces que la artista por encima de todo el dinero, de las posesiones, de las comodidades del éxito o incluso de las comodidades de ser conocido, por encima de todo eso, se alimentaba, se nutría, necesitaba de la energía vital de ser aplaudido, querido, idolatrado. De sentirse Dios.
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