Conferencia sobre la lluvia de Juan Villoro
Yo quería una felicidad, ¡con ella! Se lo dije, mojando sus dedos delgados con mis lágrimas. “Eso sólo puede perjudicarnos”, comentó. “¿De veras quieres que yo sepa cómo eres?”, me acarició el pelo. Tenía razón: yo quería poseer sus historias, pero era mejor que ella no conociera las mías. |