La Chaco de Juan Solá
Los mismos que querían prohibirnos la calle por lo que éramos, ahora nos veían pasar, como sorprendidos, incapaces de entender que inevitablemente lo que hicieron de nosotros algún día estallaría, incontenible, como una estampida de todos colores persiguiendo el sol que se alejaba por Avenida de Mayo. Las princesas que criaron se arrancaban los vestidos frente al Cabildo, ¡qué sabía nuestra revolución de esos cuentos de hadas con finales felices, caballeros valientes y doncellas sumisas! |