Mientras grite adiós de Juan R. Escobar
Aquella noche, en la escalinata de Las Setas, Jonás cayó de improviso para que yo subiera escalón tras escalón, paso tras paso, abandonando mis zapatos de tacón y colocándome las botas de lluvia, aprovisionada con un alma nueva, llena de coraje y de empeño por seguir, rejuvenecida y al frente de todos los futuros posibles, sin ambages y sin corsés. Simplemente lista para cualquier guerra, lista para ser madre de este niño y sostenedora de las hebras de mi propia marioneta.
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