El perro es ahora el señor de la casa. de Juan Pablo Rochín Sánchez
De acuerdo, hombre; no te derrumbes ahora. Endereza la nuca, posa inteligente, dí algo culto, sácate el dedo de la nariz. ¡Nos avergüenzas, carajo! Ella está esperando que te sacudas las pulgas, como el perro ése que ahora es el señor de la casa. ¡No tanto, no tanto! No te aflojes así de golpe. Que su familia no sepa que tú siempre has ido a puras escuelas públicas. La mirada, recuerda lo de la mirada, lo inquietante que resulta confrontar una mirada. Expón tus intenciones a su padre, esta vez con un tono menos aterrado...
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