Un disfraz para una dama de Josephine Lys
(…) ¿Cómo era posible que su respiración se hubiese agitado de aquella manera y que su corazón se hubiese acelerado como un potro salvaje únicamente tras unos minutos a solas con él? Debía de ser producto del cansancio y la falta de alimento. Sí, seguramente era eso. No había que darle mayor importancia.
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